Thursday, November 23, 2006

SUMERGIRNOS EN EL CORAZON

"Deja por un momento tus preocupaciones habituales, hombre insignificante; entra por un instante dentro de ti mismo, alejándote del tumulto, de tus pensamientos confusos y las preocupaciones inquietantes que te oprimen"

"Descansa en Dios por un momento descansa solo un instante en El."
San Anselmo

Thursday, November 16, 2006

EN SINCRONIA

Fecha publicación: 2006-11-03

«Hijos en el cielo», cuando muere sangre de la propia sangre

Entrevista con su fundadora, Andreana Bassanetti

ROMA, viernes, 3 noviembre 2006 (ZENIT.org).- "Hijos en el cielo" http://www.figlincielo.it/es/carissimi.htm es una asociación, una «escuela de fe y de oración», que ofrece un camino de fe y de esperanza para superar el dolor por la pérdida prematura de un hijo y reencontrarlo en el cielo, es decir en el misterio de Dios. Ha fundado y anima esta asociación Andreana Bassanetti, psicóloga y psicoterapeuta de Parma, Italia, que no logró salvar del suicidio a su hija de veintiún años, Camilla. Frente a este dolor por la muerte de su hija, Andreana tras seis meses en los que no lograba levantarse de la cama, logró salir de casa y encontró una iglesia abierta. Entró con la sensación de que alguien la esperaba desde hacía tiempo y desde aquel día, atraída por una fuerza desconocida, durante ocho meses, volvió a arrodillarse diariamente en aquellos bancos.

Leyendo los salmos, relata la psicóloga, «sentí una voz interior que pronunciaba palabras de \namor. Más que una voz era un soplo caliente, intensísimo, como una melodía, un canto de palabras difuminadas, que me penetraba y me llenaba y me deshacía interiormente: lograba percibir confusamente sólo la palabra amor». Bassanetti cuenta que «todo duró sólo una decena de segundos pero tuvo \un efecto grandioso, milagroso, me liberó de la pesada mole que me paralizaba», y añade: «Sobre el monte el Señor provee, Dios me había dado un corazón nuevo.
Me di cuenta de que estaba llorando: silenciosamente, lágrimas calientes me regaban el rostro. ¿Cómo se puede resistir a un amor tan grande?». «Aquella noche fue para mí una noche en verdad santa, milagrosa --escribe la fundadora de "Hijos en el cielo"-.
Volví a casa transformada, con el corazón lleno de gratitud, sellando en lo profundo las palabras del salmo 39: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad».
Así lo cuenta a Zenit Andreana Bassanetti en esta entrevista. --

¿Como se puede superar un dolor tan fuerte como la muerte de una hija?

--Bassanetti: Cuando muere un hijo por causas accidentales o naturales, para un progenitor el tormento es indescriptible. Es el dolor más grande que un ser humano puede experimentar. Un desprendimiento tan lacerante que no se cicatriza nunca: la existencia del que se queda, si logra superarla, ya no volverá a ser nunca la misma, pero el Señor quita sólo para dar un don más grande. Tras meses en los que no lograba soportar el dolor y pensaba morir también yo, el Señor me visitó verdaderamente y me colmó de gracias, me envolvió entre sus brazos maternos, me consoló, medicó mis heridas y sobre todo ablandó mi corazón, endurecido por el dolor. Tomé conciencia de Él, de su Misterio, de su Presencia, de su Espíritu que vivifica el alma, enciende el corazón y abre la mente al cielo. Y en la luz que me envolvía totalmente y me hacía renacer al amor y a la esperanza, reencontré a Camilla. La iglesia se convirtió en el lugar privilegiado de nuestros encuentros, un momento sublime de espera, de diálogo, de unión porque si el cuerpo acerca, el espíritu va más allá, une, funde, confunde. ",1]

Leyendo los salmos, relata la psicóloga, «sentí una voz interior que pronunciaba palabras de amor. Más que una voz era un soplo caliente, intensísimo, como una melodía, un canto de palabras difuminadas, que me penetraba y me llenaba y me deshacía interiormente: lograba percibir confusamente sólo la palabra amor». Bassanetti cuenta que «todo duró sólo una decena de segundos pero tuvo un efecto grandioso, milagroso, me liberó de la pesada mole que me paralizaba», y añade: «Sobre el monte el Señor provee, Dios me había dado un corazón nuevo. Me di cuenta de que estaba llorando: silenciosamente, lágrimas calientes me regaban el rostro. ¿Cómo se puede resistir a un amor tan grande?».

«Aquella noche fue para mí una noche en verdad santa, milagrosa --escribe la fundadora de «Hijos en el cielo»--. Volví a casa transformada, con el corazón lleno de gratitud, sellando en lo profundo las palabras del salmo 39: «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad». Así lo cuenta a Zenit Andreana Bassanetti en esta entrevista. -

-¿Como se puede superar un dolor tan fuerte como la muerte de una hija? --Bassanetti: Cuando muere un hijo por causas accidentales o naturales, para un progenitor el tormento es indescriptible. Es el dolor más grande que un ser humano puede experimentar. Un desprendimiento tan lacerante que no se cicatriza nunca: la existencia del que se queda, si logra superarla, ya no volverá a ser nunca la misma, pero el Señor quita sólo para dar un don más grande. Tras meses en los que no lograba soportar el dolor y pensaba morir también yo, el Señor me visitó verdaderamente y me colmó de gracias, me envolvió entre sus brazos maternos, me consoló, medicó mis heridas y sobre todo ablandó mi corazón, endurecido por el dolor. Tomé conciencia de Él, de su Misterio, de su Presencia, de su Espíritu que vivifica el alma, enciende el corazón y abre la mente al cielo. Y en la luz que me envolvía totalmente y me hacía renacer al amor y a la esperanza, reencontré a Camilla. La iglesia se convirtió en el lugar privilegiado de nuestros encuentros, un momento sublime de espera, de diálogo, de unión porque si el cuerpo acerca, el espíritu va más allá, une, funde, confunde.
Si hoy intento reconstruir mi historia personal, tratando de darle un orden cronológico, ya no puedo empezar desde la infancia. Comienza casi a los cincuenta años, con un acontecimiento tremendo, dramático, luctuoso, de fracaso, crucificante: la muerte de mi hija Camilla a sólo veintiún años. Aquel hecho me hizo encontrar a Dios. O mejor, mi verdadera vida empezó cuando Dios hizo irrupción en mi vida. Trastocando todo pero sin desconcertar, revolucionando el orden y el sentido de antes, pero al mismo tiempo restituyendo a cada acontecimiento un sentido primordial que me precede, me anticipa y me \nsorprende cada vez. Se trata de un sentido que me supera con mucho, me sobrepasa y que se sustrae a cualquier análisis psicológico o psicoanalítico. Un \nauténtico milagro que ha dado impulso verdadero a mi existencia.


-¿Cómo es posible dar gracias a Dios por el suicidio de una hija? Bassanetti: Hay verdades que el Señor ha escondido en el secreto de nuestro corazón, que requieren todo un largo camino en la oscuridad, exigen toda la fatiga de una búsqueda, hasta el encuentro con Él. Para reencontrar a los hijos en el Camino verdadero, la Verdad nos dice que sólo hay un Camino: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas, 9,23). En lugar de rebelarse, queriendo el regreso de los hijos a una dimensión, el progenitor tiene que ir adelante, en su libertad de elección, negarse a sí mismo. Negar la maternidad-paternidad humana para elevarse a una maternidad-paternidad divina, en la nueva dimensión que el estado espiritual del propio hijo requiere. Es importante no tener miedo del dolor. Aunque sea agudo y aparentemente incontenible, ninguna noche es tan larga \que no permita la llegada de un nuevo día. Aunque el recorrido es largo y difícil, es bueno no dejarse aniquilar por el dolor sino respetar los propios \estados de ánimo, secundando las exigencias interiores que, poco a poco, se manifiestan. No hay que apresurarse saltando etapas importantes que son un fundamento necesario y constructivo para sí y para toda la familia. ",1]
);
Si hoy intento reconstruir mi historia personal, tratando de darle un orden cronológico, ya no puedo empezar desde la infancia. Comienza casi a los cincuenta años, con un acontecimiento tremendo, dramático, luctuoso, de fracaso, crucificante: la muerte de mi hija Camilla a sólo veintiún años. Aquel hecho me hizo encontrar a Dios. O mejor, mi verdadera vida empezó cuando Dios hizo irrupción en mi vida. Trastocando todo pero sin desconcertar, revolucionando el orden y el sentido de antes, pero al mismo tiempo restituyendo a cada acontecimiento un sentido primordial que me precede, me anticipa y me sorprende cada vez. Se trata de un sentido que me supera con mucho, me sobrepasa y que se sustrae a cualquier análisis psicológico o psicoanalítico. Un auténtico milagro que ha dado impulso verdadero a mi existencia. -


-¿Cómo es posible dar gracias a Dios por el suicidio de una hija?

--Bassanetti: Hay verdades que el Señor ha escondido en el secreto de nuestro corazón, que requieren todo un largo camino en la oscuridad, exigen toda la fatiga de una búsqueda, hasta el encuentro con Él. Para reencontrar a los hijos en el Camino verdadero, la Verdad nos dice que sólo hay un Camino: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas, 9,23). En lugar de rebelarse, queriendo el regreso de los hijos a una dimensión, el progenitor tiene que ir adelante, en su libertad de elección, negarse a sí mismo. Negar la maternidad-paternidad humana para elevarse a una maternidad-paternidad divina, en la nueva dimensión que el estado espiritual del propio hijo requiere. Es importante no tener miedo del dolor. Aunque sea agudo y aparentemente incontenible, ninguna noche es tan larga que no permita la llegada de un nuevo día. Aunque el recorrido es largo y difícil, es bueno no dejarse aniquilar por el dolor sino respetar los propios estados de ánimo, secundando las exigencias interiores que, poco a poco, se manifiestan. No hay que apresurarse saltando etapas importantes que son un fundamento necesario y constructivo para sí y para toda la familia.
--Me imagino que esta experiencia habrá cambiado también su modo de \trabajar…


--Bassanetti: Ciertamente. El objetivo ya no es sólo el bienestar, la salud de aquel chico o chica o adulto que ciertamente son siempre importantísimos. Juntos buscamos el encuentro con Dios, la salvación personal, en la libertad de las elecciones y en el respeto de los lenguajes personales. La experiencia dolorosa que he vivido con Camilla me ayuda a que ningún otro sufra sus mismas penas, y esto lo ofrezco por su intercesión, a favor de todos los jóvenes de algún modo necesitados, y estoy segura de que ella junto con los chicos que están en el cielo con ella, está intercediendo por mí.


-En sus libros, usted habla del dolor de María ante la Pasión y la muerte de Jesús crucificado, ¿por qué? -

-Bassanetti: Creo que hay que reflexionar sobre el misterio de María, una madre que ve la pasión, la muerte y la Resurrección de su hijo. Hay que permanecer con María al pide de la Cruz y como ella sin temor penetrar en el misterio de la muerte, a la luz de quien la ha vencido, sabe transfigurar toda cruz en su resurrección. Ella, la Madre de los dolores, que conoce bien el sufrimiento, que comprende bien toda existencia traspasada, ha hecho posible este misterio de gracia. Ella fue la primera que mantuvo abierta la puerta de su corazón humano destrozado para que la alegría divina fluyese en todo su esplendor y la obra de Dios se manifestase en toda su belleza. Por eso es testigo y modelo humilde y fiel de un misterio que va más allá de toda adversidad y tragedia humana, más allá de toda vida crucificada. En mi opinión, hay en cada corazón una riqueza que no hay que descuidar, ni evitar, ni banalizar, ni remover. Es el corazón mismo de María, fuente efusiva de vida nueva, «causa de nuestra alegría», que nos da su bien más grande, Jesús. --Usted afirma también que hay un nexo entre la familia, el dolor y la Eucaristía. ¿Nos lo explica?
--Bassanetti: Si la familia es una pequeña iglesia doméstica, como ha subrayado Juan Pablo II, una familia golpeada por un luto tan grande es un pequeño «tabernáculo viviente» que custodia celosamente la Hostia santa e inmaculada que se entrega a nosotros. El don que se hace Eucaristía, bien de gracia. Cada vez que un papá y una mamá, una hermana o un hermano, un «pobre más pobre», es decir, quien queda privado de su bien más querido, se me acerca y me abre su corazón traspasado, cansado de llorar, me postro en silenciosa adoración ante la Hostia que se hace visible desde ese tabernáculo. Y cada vez que alguien reaviva mi herida, se reaviva también el milagro de su Presencia y la riqueza que lleva consigo.

La Asociación «Hijos en el cielo» desarrolla un trabajo de acompañamiento a las familias a lo largo de un proceso de elaboración psicológica-espiritual del luto. Encamina a las familias a vivir la «lectio divina» [modo tradicional de orar la Sagrada Escritura para que la Palabra de Dios pueda penetrar en los corazones,para que la Palabra resuene en su vida personal. Hasta ahora, más de diez mil familias han entrado en contacto con esta asociación. Está activa en cerca de cien diócesis en Italia, España, en varios países de América Latina, en Estados Unidos, en Inglaterra y en Nueva Zelanda.
Haga click aqui: http://www.figlincielo.it/es/carissimi.htm\SVM: "Os invito para que os acerquéis a Jesús y le digáis de \orazón: AQUÍ ESTOY SEÑOR PARA SERVIRTE... Y PARA SERVIR A MIS HERMANOS",1]


http://www.figlincielo.it/es/carissimi.htm

Thursday, November 09, 2006

TENTANCION, AMENAZA DE DIVISION!

Recomiendo leer esto en espiritu ( actitud) de oración:


16.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

16.2. ¡Qué misterio tan profundo es la tentación! Cristo fue tentado y venció la tentación. La Escritura a veces dice que Dios quiere probarte (cf. Dt 8,2) y otras que Dios no prueba a nadie (cf. St 1,13). Cuando tú encuentres afirmaciones en apariencia contradictorias en la Sagrada Biblia no has de creer temerariamente que se trata de errores, ni esto por ninguna razón ha de disminuir tu fe en la Palabra, sino más bien has de pensar que detrás de toda contradicción aparente hay una realidad muy profunda que, precisamente en cuanto no es obvia, tampoco puede ser dicha de manera trivial y única.


16.3. Es lo mismo que sucede con la juventud. Es una etapa marcada de contradicciones en la generalidad de los casos: el desconcierto se une al arrojo; la baja autoestima a veces cohabita con la altanería y no es extraño ver juntos al miedo y el valor. ¿Por qué sucede así? Porque la juventud es tiempo de profunda complejidad en que no sólo hay que lograr nuevas metas, sino abrir nuevos caminos.


16.4. Tu pensamiento se hará joven aprendiendo a meditar en lo que resulta aparentemente contradictorio. Así te lo enseña la Escritura cuando elogia en el escriba su capacidad de meditar los enigmas (cf. Sir 3,29; 39,3). Las cosas elementales no son pensadas sino sólo archivadas, y es fácil imaginar que se las entiende porque se las recuerda. El enigma en cambio, que no es simple contradicción, es un desafío al entendimiento, un acicate que le obliga a ponerse en movimiento hacia una verdad más profunda y también más extensa.

16.5. Así sucede con la tentación, que es en sí misma un manojo de enigmas. ¿Por qué hay tentación? Esto es fácil responderlo cuando no se siente el vigor de una tentación. Pero precisamente la tentación es algo tan extraño que cuando no aparece se tiene de ella un concepto en cierto modo diverso de cuando aparece. Es que los conceptos existen en inteligencias concretas de seres concretos, y la tentación no es algo que esté completamente afuera, como si fuera un puro "objeto;" más bien su fuerza está en cambiar o por lo menos hacer vacilar la disposición o habitud del sujeto con respecto a lo que le rodea. Por ello pasa que el que se siente tentado sabe que el objeto es inconveniente, pero lo descubre en otro sentido tan apropiado para la felicidad que desea que, acallando el parecer primero, termina lanzándose a conseguir su propio daño.
16.6. Esto es lo más misterioso de la tentación, a saber, que causa una división en el sujeto que la padece: división que es múltiple y que supone el desgarramiento entre lo que se ha sido y lo que de repente parece que se puede ser; o también fragmentación entre las metas más valiosas y anheladas, por una parte, y los bienes o gustos más inmediatos, intensos o atrayentes, por otra parte. Pablo habló de esta división dolorosa en su Carta a los Romanos (Rom 7,14-24), y expresó también que este misterio sólo encuentra óptima salida a la luz del misterio de la gracia que Jesucristo concede. Mira, pues, cómo la tentación acecha ante todo a la unidad del sujeto. Por eso pide Dios que el corazón sea todo para él (cf. Dt 13,4; 1 Re 2,4; Sal 119,34; Col 3,23), porque el corazón dividido no hace lo que Dios quiere (cf. 1 Re 15,3). De ahí puedes deducir qué es lo primero que hay que pedir para "no caer en la tentación" (cf. Mt 6,13): amor. Así como lo oyes: amor, que es el único principio de unidad.
16.7. Si el que se siente proclive a dejar la senda recta se detiene un momento y le dice a Dios: "Ámame; muéstrame tu amor, raíz única de todo cuanto soy," aquella tentación, que como máximo tendrá sólo la fuerza del bien de una creatura, será nada y vacío delante de Aquel que es el Bien por esencia. Entonces la tentación será superada y Dios será glorificado. ¿No has leído lo que dice aquel salmo: «Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te hice subir del país de Egipto; abre toda tu boca, y yo la llenaré» (Sal 81,11)? ¡Con qué claridad en otro lugar te enseña esto mismo que quiero inculcarte: «Invócame en el día de la angustia, te libraré y tú me darás gloria» (Sal 50,15)!


16.8. "¡Invócame!" dice tu Dios, porque si le llamas, te abre (cf. Mt 7,8), te muestra sus tesoros, que están todos en Cristo (cf. Col 2,3), y tú sientes, gustas y saboreas cuán suave es el Señor (cf. Sal 34,9). Con este sabor en tu boca, ¿pretenderá tu paladar otra dulzura, buscará otro deleite?
16.9. He aquí por qué el diablo reporta tantas victorias sobre la raza humana. Se os ha dicho y muchos de tus hermanos creen que vencer la tentación es renunciar a un placer o ventaja y quedar simplemente como perdedor. Esto es sólo la mitad de la verdad. Repasa el ejemplo que te he dado: no es lo mismo dejar de comer un plato delicioso teniendo la boca vacía que renunciar a él porque la boca conoce y posee otro deleite. Esto, entre otras cosas, quiso enseñar Cristo a sus discípulos cuando les dijo: «Yo tengo para comer un alimento que vosotros no sabéis» (Jn 4,32).


16.10. Un santo no es el que se quedó sin placer, sino el que halló la fuente del placer que no se deprecia, ni ensucia, ni confunde, ni traiciona. Y si tú invocas a Dios el día del peligro, si golpeas a su puerta con la mano del ardiente deseo de su gloria, Él también a ti te mostrará su amor y sentirás en lo más escondido de tu corazón una cercanía indescriptible con el Manjar de los Ángeles, y frente a este gozo todas las ofertas del mundo te parecerán poco para vencer.

16.12. Deja que te invite a la alegría. Dios te ama; \n su
16.11. Yo quiero que tú venzas. Quiero que nada en las creaturas te vuelva a engañar. Quiero que, como flecha lanzada por el Amor que no declina, llegues a tu meta, y junto a mí cantes las alabanzas a nuestro Dios y Señor.


16.12. Deja que te invite a la alegría. Dios te ama; su amor es eterno.

Fr. Nelson M.amigos@fraynelson.comPd.: En estos y todos nuestros escritos nos acogemos con gusto al parecer y veredicto definitivo de la Santa Iglesia Católica, y, en particular, de la Sede Apostólica.

Wednesday, November 08, 2006

FACUNDO CABRAL

NO ESTÁS DEPRIMIDO, ESTÁS DISTRAIDO

Por: FACUNDO CABRAL

No estás deprimido, estás distraído. Distraído de la vida que te puebla, distraído de la vida que te rodea, delfines, bosques, mares, montañas, ríos. No caigas en lo que cayó tu hermano, que se amargo por un ser humano, cuando en el mundo hay 5,600 millones. Además, no es tan malo vivir solo. Yo la paso bien, decidiendo a cada instante lo que quiero hacer y gracias a la soledad me conozco un poco......algo fundamental para vivir.

No caigas en lo que cayó tu padre, que se siente viejo porque tiene 70 años, olvidando que Moisés dirigía el éxodo a los 80 y Rubinstein interpretaba como nadie a Chopin a los 90, sólo por citar dos casos conocidos.
No estás deprimido, estás distraído. Por eso crees que perdiste algo, lo que es imposible, porque todo te fue dado.


No hiciste ni un solo pelo de tu cabeza, por lo tanto no puedes ser dueño de nada. Además, la vida no te quita cosas: te libera de cosas... te aliviana para que vueles más alto, para que alcances la plenitud. De la cuna a la tumba es una escuela; por eso, lo que llamas problemas, son lecciones.
No perdiste a nadie: el que murió, simplemente se nos adelantó, porque para allá vamos todos. Además, lo mejor de él, el amor, sigue en tu corazón.



¿Quién podría decir que Jesús está muerto? No hay muerte... hay mudanza. Y del otro lado te espera gente maravillosa: Gandhi, Miguel Ángel, Whitman, San Agustín, la Madre Teresa , tu abuela y mi madre, que creía que la pobreza está más cerca del amor porque el dinero nos distrae con demasiadas cosas y nos aleja, porque nos hace desconfiados. Haz sólo lo que amas y serás feliz. El que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será y llegará naturalmente.


No hagas nada por obligación ni por compromiso, sino por amor.
entonces habrá plenitud, y en esa plenitud todo es posible y sin esfuerzo, porque te mueve la fuerza natural de la vida, la que me levantó cuando se cayó el avión con mi mujer y mi hija; la que me mantuvo vivo cuando los médicos me diagnosticaban 3 ó 4 meses de vida. Dios te puso un ser humano a cargo y eres tú mismo.


A ti debes hacerte libre y feliz. Después podrás compartir la vida verdadera con los demás. Recuerda a Jesús: "Amarás al prójimo como a ti mismo".
Reconcíliate contigo, ponte frente al espejo y piensa que esa criatura que estás viendo es obra de Dios y decide ahora mismo ser feliz, porque la felicidad es una adquisición. Además, la felicidad no es un derecho, sino un deber; porque si no eres feliz, estás amargando a todo el barrio.
Un solo hombre que no tuvo ni talento ni valor para vivir, mandó matar a seis millones de hermanos judíos.



Hay tantas cosas para gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos para gozar la nieve del invierno y las flores de la primavera, el chocolate de la Perusa , la baguette francesa, los tacos mexicanos, el vino chileno, los mares y los ríos, el fútbol de los Argentinos, Las Mil y Una Noches, la Divina Comedia , el Quijote, el Pedro Páramo, los boleros de Manzanero y las poesías de Whitman; la música de Mahler, Mozart, Chopin, Beethoven; las pinturas de Caravaggio, Rembrandt, Velázquez, Picasso y Tamayo, entre tantas maravillas. Y si tienes cáncer o SIDA, pueden pasar dos cosas y las dos son buenas: si te gana, te libera del cuerpo que es tan molesto (tengo hambre, tengo frío, tengo sueño, tengo ganas, tengo razón, tengo dudas)... y si le ganas, serás más humilde, más agradecido... por lo tanto fácilmente feliz, libre del tremendo peso de la culpa, la responsabilidad y la vanidad, dispuesto a vivir cada instante profundamente, como debe ser.

No estás deprimido, estás desocupado. Ayuda al niño que te necesita, ese niño será socio de tu hijo.
Ayuda a los viejos y los jóvenes: te ayudarán cuando lo seas.
Además, el servicio es una felicidad segura, como gozar a la naturaleza y cuidarla para el que vendrá.
Da sin medida y te darán sin medida. Ama hasta convertirte en lo amado; más aún, hasta convertirte en el mismísimo Amor. Que no te confundan unos pocos homicidas y suicidas.


El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso. Una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que alimentan a la vida. Vale la pena, ¿verdad?.

Si Dios tuviera un refrigerador, tendría tu foto pegada en él.
Si El tuviera una cartera, tu foto estaría dentro de ella.
El te manda flores cada primavera. El te manda un amanecer cada mañana. Cada vez que tú quieres hablar, El te escucha. El puede vivir en Cualquier parte del universo, pero El escogió Tu corazón.
Dios no te prometió días sin dolor, risa sin tristeza, sol sin lluvia, pero El si prometió fuerzas para cada día, consuelo para las lágrimas, y luz para el camino. Cuando la vida te presente mil razones para llorar, demuéstrale que tienes mil y un razones por las cuales sonreír.